Lo que me hace sonreír. La superación.

Es lunes ¿y qué? Te invito a hacer una mirada en positivo todos los lunes para afrontar con ganas la semana. ¡Te espero!

Un reto físico. Un esfuerzo personal, intelectual. No importa la naturaleza del objetivo que queramos cumplir, pero sí las ganas de superación para poder alcanzarlo. Sonrío cuando ante mí llega gente valiente, luchadora, que día a día afronta una nueva meta, la que sea, y la alcanza con éxito. Me da igual que sea pequeña o sea grande. Es la suya. Me basta.

Ayer sonreía con lágrimas en los ojos y un nudo en la tripa cuando veía a la gente cruzar la línea de llegada de la Media Maratón de Zaragoza. Esperaba nerviosa a mi chico y Nuria, uno de mis ángeles, y a su marido, que vinieron desde Barcelona para correr juntos estos 21 kilómetros. Los abracé fuerte en la salida y les grité y animé en cada curva que tomaban, ahí donde conseguía colocarme para ir viéndolos pasar. Después, con mi cámara de fotos ya situada bajo el marcador, esperaba impaciente verlos aparecer, verlos conseguir ese nuevo reto, volver a superarse.

Y, mientras, fotografié instantes que ahí sucedían. Gente desconocida que se derrumbaba ante el objetivo de mi cámara y mis ojos borrosos, porque cada persona que cruzaba esa meta física había cruzado otra mucho más grande, había logrado algo, quizá simplemente terminarla, bajar su tiempo respecto a la anterior prueba, dedicársela a un ser querido, disfrutarla. Pero todos acababan de superar algo que les movía en el momento de la salida y durante su preparación previa. Ese movimiento que les hacía crecer todos los días para culminar este domingo saltando, riendo, llorando, abrazando. Sintiendo.

superacion

Cuando llegaron los míos nos abrazamos llorando, ellos salados, yo ya también, empapados en sudor, agua y lágrimas, y felices por haber conseguido el objetivo que tenían. Y por haberlo hecho a gusto, sin sufrimiento, disfrutando de las calles zaragozanas y del aliento de la gente que se agolpaba en las aceras.

Sonreí cuando, de la mano, mi chico y mi ángel cruzaron la meta. Cuando mi ángel regresó a por su marido y volvió a entrar con él. Cuando los cuatro nos abrazamos sin poder separarnos, cuando dedicaron la carrera a nuestro tercer ángel, ahora un poco malito, cuando sentíamos que estaba con nosotros en cada momento.

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