Feliz cumpleaños, pequeñita.
Nada nos hacía imaginar que el día de tu cumpleaños estarías ahí donde estás, pero te aseguro que eso no va a impedir que sea un 20 de mayo especial. Es tu día favorito, y así lo seguirá siendo; hoy encima te toca saltar otro pequeño bache de esos que siempre saltas con elegancia y sabiduría. No te preocupes. Tus ángeles estamos ahí, contigo, sentirás el calor de nuestras manitas apoyadas en tu hombro, te diremos muchas tonterías para que te rías, y si lloras te secaremos las lágrimas.
Siempre me acuerdo de esos años en los que te veía y no te conocía. Me resulta tan extraño pensar en que estabas ahí, a mi lado, y sólo nos decíamos un «hola». Me hace especial gracia ver esa foto que me hice con Erentxun, la primera vez que me pude acercar a él, en la que sales tú por detrás. Ahí ni siquiera sabíamos de la existencia de la otra. Y te recuerdo perfectamente en Santander, con tu camiseta negra de la calavera.
Y míranos. La vida nos lleva hacia donde debe llevarnos, y a nosotras nos llevó hasta aquí, hasta el amor verdadero.
Gracias por estar ahí, siempre. Por tus consejos, nuestras caras de seta compartidas, por hacer que cada día sea especial, por la compañía aun en la distancia. Porque no se puede estar más cerca cuando se está dentro del corazón.
Feliz cumpleaños, amiga.
Gracias por ser la perfecta definición. Por ser de verdad. Incondicional, fiel, sincera, divertida. Por la empatía, por la pureza de tu mirada. Gracias por tanto, porque sin ti no podríamos, porque contigo todo es mejor, porque nunca lejos fue tan cerca como cuando nos cogemos de la mano.
Te quiero, te queremos. Tus ángeles están a tu lado, hoy, mañana y siempre. Siempre fuertes, siempre valientes. Soñando. Juntas. Invencibles.