Me dijiste que vendrías y te quedaste.
Te quedaste y ya nunca te fuiste.
Me dijiste que estarías conmigo y nunca me sueltas la mano.
Me sujetas y nunca dejas que me caiga. Pero, si me caigo, me sigues sujetando para que me levante con pocos rasguños.
Me los curas con caricias.
Me dijiste que me querías y terminamos amándonos.
Sacaste mi mejor sonrisa y siempre me haces llorar. De risa, claro.
Me dijiste que nunca te irías y aquí continúas.
Continúas caminando a mi lado y devolviéndome [a] la vida cada vez que me abrazas.
Me dijiste que me querías y todavía erizas mi piel.
Me demostraste que para ser valiente hace falta serlo. Nunca me dijiste que lo serías. Simplemente, lo fuiste. Lo eres.
Eres.
Llegaste de repente, sin quererlo, sin buscarte.
Apareciste y sigues presente cada día, cuando abro los ojos, cuando busco tu mano en el sofá. Cuando me miras y sonríes.
Sabes a café recién hecho, suenas a lluvia en el cristal, hueles a Nenuco.
Me dijiste que te quedarías y sigues besándome cada noche.
Y ahí seguiré, donde me necesites., abriendo camino, formandolo juntos.
Te quiero.