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Inspira(te)

Inspirar.

(Del lat. inspirāre).

1. Atraer el aire exterior a los pulmones.

2. Infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos, ideas, designios, impresiones, sensaciones o sentimientos.

Inspira.

Coge aire y suelta lo que te pasa pesa.

Inspira.

Levanta la cabeza, mira arriba. Respira. Sonríe.

Inspira.

Para un momento. Observa. Coge aire. Llena tus pulmones de luz.

Inspira.

Cambia tu mirada. Hazla más alta.

Inspira.

Deja que el aire llegue hasta tu tripa, deja que después salga con toda la tranquilidad que necesitas para respirar.

Inspira(te)

Ten siempre cerca a alguien que te inspire. Que te haga respirar. Que te llene de luz y te calme. Que, sin saber cómo, ni de qué manera, te (re)mueva por dentro como nadie lo había hecho nunca.

Inspira(te)

Disfruta de cada sensación que te regale. Saborea cada inhalación, cada rayo de luz que te aporte. Coge aire. Llénate de paz.

Y sonríe.

 

 

 

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Nueve

Nunca había llorado tanto como aquel día. Cuando llegué al hospital ya no me veías, aunque tuve la suerte de poder despedirme de ti en ese ratito que nos regalaron en tu habitación. Después, te cogí de la mano mientras tu pecho subía y bajaba, bajaba y subía, cada vez más despacio. Y paró. Te fuiste como viviste, discreta, sin molestar a nadie. Y demasiado pronto. Me gustaban tus comidas de los domingos, ese aperitivo que me preparabas y que hacía enfadar a yayo, que te sonrieras por lo bajini cuando él gritaba y movieras la cabeza como diciendo: «No le hagas ni caso». Que tuvieras secretos conmigo y que siempre sonrieras. Que fueras optimista, trabajadora y luchadora, que soñaras aunque no te dejaran. Que fueras tú misma. Que me entendieras aunque no lo hicieras en el fondo, que te gustara todo lo que tenía, hacía o llevaba, que respetaras todo lo que te rodeaba. Tu sonrisa, tu valor, tus ganas de vivir, tu alegría, tu paciencia, tus manos. Tu ver oír y callar. Nueve años sin ti y todos los días conmigo.

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Motores y frenos

En definitiva, la vida son motores y frenos. Avanzar o parar. Parar, recular, seguir adelante. Lo que tengo y lo que quiero, lo que no quiero y lo que no poseo. Y así caminas.

Lo que tienes y no quieres tener, y aquello que no tienes, pero anhelas. Desechar y obtener. Esto es lo que te mueve. Tus miedos, un agobio inesperado, una noche de darle vueltas a la cabeza, el dolor de estómago, todo eso deseas alejarlo de ti. Más dinero para tus vacaciones, más tiempo para ti, más tiempo para dedicar a algunas personas, que desaparezcan esos molestos vecinos. Lo quieres obtener. Y es tu motor, lo que te hace luchar, lo que te ayuda a continuar.

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Encuentro de blogueros Zaragoza Futuro

Los días bonitos los hacen especiales las personas con las que los compartimos. Ayer tuve el privilegio de disfrutar de una mañana diferente y muy alentadora a través del encuentro de blogueros Zaragoza Futuro. Juntos conocimos los centros de emprendimiento e innovación de la capital aragonesa, un recorrido divertido y fructífero en el que nos dimos cuenta del gran potencial que atesora la ciudad gracias a los centros de incubación empresarial y aceleradores de ideas. Pero, sobre todo, debido a las personas que forman parte de ellos.

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Lo que me hace sonreír. Mi brazo.

Es lunes ¿y qué? Te invito a hacer una mirada en positivo todos los lunes para afrontar con ganas la semana. ¡Te espero!

Hoy me miro el brazo y sonrío. Recuerdo que notaba los pinchazos pero no había dolor. Si levantaba la mirada las veía a ellas observándome, con los ojos brillantes. Sabíamos que era un día especial, más especial, si cabe, que cualquiera que podamos compartir. Y era difícil que cupiese. Pero cabía. Cabía en mi (nuestra) piel, literalmente.

Me miro el brazo y sonrío. Sonrío porque recuerdo una de esas mañanas que sabes que nunca olvidarás. Y no porque la lleves escrita en tu brazo, si no porque está grabada en tu retina. Una casa especial, una persona especial que te recibe con cariño y tres amigas que recorren un pasillo cogidas de la mano. Un playmobil de Elvis nos mira divertido.

Me miro el brazo y sonrío. Sé que era lo que quería. Y quería saber que lo era. El playmobil nos despide y se cierra una puerta vieja dejando atrás un momento único que será nuestro para siempre. Después, más risas, abrazos, emoción. Latiendo fuerte.

Sonríe cuando hagas lo que deseas, cuando cumplas un sueño, sonríe porque lo compartes, sonríe cuando alguien no lo entienda, sonríe cuando te mires un brazo o abras una ventana. Sonríe cuando sepas que lo que haces es lo que quieres hacer, cuando alcanzas un objetivo, cuando lloras mientras te aprietan fuerte la mano, cuando descubres la magia. Incluso en tu brazo.

 

 

 

 

 

 

* Un corazón late para que caminemos. Cuando sentimos. Late rápidorapidorapido cuando amamos.
Es blandito cuando se encuentra en paz.
Tres corazones laten más, mejor, caminan juntos con más fuerza.
Y se abrazan blanditos porque viven en paz.
Es como estar en casa.

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Londres y 2015

Empezar 2015 en Londres sólo puede augurar cosas buenas. No escuchamos campanadas, ni hubo confetis, ni matasuegras. Sólo gente reunida en una plaza, de países y culturas diferentes, unos gorros divertidos traídos desde Vitoria que, extrañamente (hablamos de Londres), llamaron la atención de mucha gente, emoción y sonrisas.

El Big Ben al fondo nos acercaba a la medianoche. Un poco a tientas, imaginamos que estaban sonando las campanas. Mis compañeros de viaje comían sus uvas, yo los miraba, pues hace muchos, muchos años que no como uvas, ni nada, en fin de año. Por eso de darle la vuelta a las cosas. O qué se yo.

Después, abrazos, deseos y fuegos artificiales. Y vuelta al hotel. Quedaba mucho por hacer, andar, observar y disfrutar.

Londres es magia. Cada rincón. Cada persona con la que te cruzas. La gente es educada. Sus calles son diferentes. No es necesario hacer nada especial para vivirlo todo al máximo. Basta con pasear, fotografíar, mirar, escuchar, sentarse a tomar un café caliente y hablar.

Londres en buena compañía es perfecto. Con compañeros de viaje con los que compartes ritmo, intereses, aventuras, risas y dolor de pies. Con amigos, con tu amor, echando de menos a parte del equipo, y viviendo con intensidad cada lugar de la ciudad.

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Londres es querer volver. Siempre queda algo por ver, o por volver a ver, pero nunca cansa ni defrauda. Por eso sé que regresaremos. De eso estoy segura.

Porque empezar 2015 en Londres sólo puede traer cosas buenas. Mucho trabajo, mucha salud, muchos momentos compartidos con familia y amigos, muchos besos, muchos abrazos, llorar de risa. Se lo pedí al Big Ben. Me dijo que sí.

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