[Continuación de De fobias y risas (parte 1)]
El cambio comenzó cuando conocí a Livia y Marta, dos coaches maravillosas que desde un tiempo me acompañan, me ayudan a conocerme y a querer ser mejor. Con ellas hago talleres de coaching y, desde el comienzo, mi fobia aparecía en casi todos los ejercicios y comentarios. Era mi limitación principal, mi mayor miedo, una frustración. Era mucho.
Recuerdo que en uno de los descansos de uno de estos talleres, hablando con Livia, me hizo una pregunta que me abrió la mente.