Es lunes ¿y qué? Te invito a hacer una mirada en positivo todos los lunes para afrontar con ganas la semana. ¡Te espero!
Me encanta tener detalles con la gente y me encanta que la gente tenga detalles conmigo. Son eso, pequeñas cositas aparentemente insignificantes pero que, en realidad, esconden mucho detrás. Son una forma de decir que le importas a alguien. Y sonrío cuando me sale tenerlos, y sonrío cuando recibo alguno inesperado.
Este finde alguien me regaló un detalle que, visto desde fuera, puede suponer apenas nada. Pero que para mí fue algo inolvidable y especial, por todo lo que significa, por todo lo que nos hizo sentir. Por todo.
Nunca os he contado la historia de cómo conocí a mis ángeles. Fue gracias a Mikel Erentxun, porque a las tres nos encanta y gracias a él nos encontramos. Después, con el tiempo, la magia y el amor consiguió crear lo que hoy tenemos y que un día decidimos dibujar en nuestro brazo. Casualidades de esta vida, o no, el último disco de Erentxun lleva por título Corazones. Que, evidentemente, nada tiene que ver con la razón por la que quisimos hacernos el tatuaje, pero sí que nos resultó divertido ya que, precisamente gracias a él, hoy estamos aquí.
El viernes mi pequeña Nuri le contó a Erentxun nuestra historia y le enseñó su brazo, nuestro corazón. Él sonrió divertido y le dijo que le encantaba. Lloré cuando vi las fotos. Por lo especial del momento, por la carita de mi ángel, por la emoción que sé que sintió al encontrarse con él y contarle lo que somos. Que estamos y sentimos a la vez.
Porque su música nos unió y todo lo que vino después lo hemos ido creando nosotras a base de creer, crecer, soñar y estar. Porque verla sonreír así fue un regalo, porque estábamos ahí, con ella.
G R A C I A S