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(re)mover(se)

Las tres anteriores entradas forman parte de las propuestas que desde el curso Un paseo por lo invisible nos hizo durante la semana pasada Mönica Bedmar. Para mí, un descubrimiento como persona, artista e inspiradora de belleza, sutileza y dulzura.

Durante cinco días nos llevó de la mano a pasear, nos enseñó preciosos rincones, llenos de magia. Lo mejor de todo es que nos enseñó que esa magia estaba dentro de cada uno de nosotros, de unos alumnos que con los ojos muy abiertos caminábamos cada vez más despacio dejándonos mecer por el susurro de sus palabras, por el calor de sus fotografías.

Lloré en varios de los paseos. Todavía siento cosas, sigo reflexionando, y todavía tengo una última inspiración por crear, por enseñarle a Mönica.

Ella me removió.

Ella es un detalle invisible. Ella me animó a volver a mirar, a (re)dirigir esa mirada hacia otros puntos de vista. Desde dentro, desde la tripa.

Desde donde se sienten las cosas bonitas.

Cadaqués. Marzo de 2011.

Cadaqués. Marzo de 2011.

 

 

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Un paseo por las nubes

Esta mañana he ido a hacer unos recados al centro de la ciudad. Niebla. Mirada alta durante el trayecto en el autobús urbano. Incluso a través de la densidad del cielo zaragozano de enero he podido disfrutar de terrazas en áticos que se presienten espectaculares. Antenas. Balcones. Árboles con hojas secas y ramas flacas. Edificios antiguos y elegantes. Otros más viejos y desgastados. Las perspectivas diferentes nos muestran secretos que, mirando siempre hacia el suelo, dejamos atrás. Sin verlos. Sin saborearlos. Sin imaginar qué estará pasando tras ese cristal. 1

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Fotos: Samsung Galaxy S3.