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Lengua de Signos: la mejor apuesta de este 2017

Lengua de Signos 2017

Empezar a estudiar Lengua de Signos es una de las mejores cosas que he hecho en este 2017. Sucede que, a veces, tienes algo ahí, rondando tu cabeza. Y ronda, y ronda… Pero, por una cosa o por otra, nunca haces.

¿Te ha pasado?

Era lo que me ocurría con la Lengua de Signos; me llamaba muchísimo la atención y tenía gran curiosidad pero no me había puesto a investigar sobre la formación necesaria para aprenderla.

Y como toda situación a la que nos enfrentamos, aunque parezca negativa, tiene su consecuencia positiva, durante una temporada en la que el volumen de trabajo había caído decidí ponerme a ello. Era el momento. Busqué y encontré la formación de la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón.

Hace tres meses que entré en esa aula sin saber muy bien qué me iba a encontrar y hoy jueves he terminado el nivel A1 totalmente enamorada de esta Lengua tan bella. Soy socia de ASZA y en enero comienzo el siguiente nivel. Esto no se para…

Las personas que aparecen en el camino

No me imaginaba cuánto me iba a gustar la Lengua de Signos. Pero lo que sí que no esperaba era encontrarme con personas tan especiales en esta aventura. Han sido muchas horas compartiendo aprendizaje. Me llevo algo de todos ellos. Y de nuestra profesora, por supuesto. Nada de esto hubiera sido posible sin su entusiasmo, sus ganas y su alegría.

Y después está Ana. Su sonrisa. Su buen humor y sus ganas de trabajar.

Nuestros 15 años de diferencia no son ningún impedimento para disfrutar de una amistad de las bonitas. Con ella he roto algún prejuicio (¿yo? ¿una amiga yo 22 años? ¿yo?). Qué más da eso si es una persona de verdad.

Hablamos de tonterías y de cosas muy importantes. Nos hacemos regalos porquesí y nos damos abrazos. Me acompaña a cambiar ropa y yo a probarse gafas. Me hace reír. Todo el rato.

Siempre con una sonrisa en los labios. Y siempre con los labios pintados.

 

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Proyecto 365. Así ha sido este año

Hoy termina mi proyecto 365 en Instagram. 365 fotos. 365 momentos, 365 sensaciones, 365 días con sus 365 emociones.

Cuando empecé tenía varias premisas claras. Unas normas que me «impuse» y que he cumplido en cada imagen:

  • Fotos horizontales.
  • Hechas siempre con mi móvil y por mí (y realmente hecha durante el día en cuestión, nada de guardar por si acaso algún otro día faltaban…).
  • No selfies.

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Frases que me horrorizan

Me encantan las palabras. El lenguaje. El vocabulario. Los signos de puntuación. La ortografía. A veces tengo dudas que me encanta resolver, a veces me cabreo cuando nuestra gramática o nuestra ortografía introduce cambios que trastocan mi cuadriculada cabeza. Que me dicen que ya no puedo poner tilde a ésta, ni a sólo. Y yo me resisto.

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Deberías darte permiso

Deberías darte permiso.
Si tienes ganas de llorar, llora.
Si te apetece saltar, salta. Si sólo quieres escuchar reggeaton, sube el volumen y canta.
Date permiso para aprender de cada sensación que tengas, date permiso para no hablar si el día se ha levantado gris. Date permiso para tener un día gris.
Deberías darte permiso para callar, para pensar, para llorar mientras te duchas. Permiso para no tener ganas. Para no estar.
Date permiso para cambiar de opinión. Para rabiar.
Llora si tienes ganas de llorar. Date permiso para soltar.

deberias darte permiso

Pero haz que, después, vuelva a salir el sol. Todos tenemos días en los que no apetece brillar. Lo importante es que sientas todo lo que pueden traerte y ofrecerte esos días, esos momentos, la nostalgia, lo aceptes, le des la bienvenida, aprendas, y lo dejes pasar para continuar sonriendo.

Date permiso para quedarte toda la tarde en el sofá, debajo de la manta, viendo una peli mala de las que hacen llorar sin motivo. Date permiso para estar contigo, para tu silencio, para que las horas de ese domingo pasen como a ti te apetezca.

Date permiso para amar como quieras amar, para querer a quien quieras querer, para dejar de querer a quien ya no quieras querer. Y, si quieres, odia. No te atormentes. Date permiso para equivocarte. Los sentimientos son únicos, tuyos, y nacen de dentro. Son reales. Sólo tú puedes diseñarlos, crearlos, aceptarlos y ver qué te pueden aportar. Decidir si se quedan o no. Sabes que no serán, algunos, los mejores compañeros. Lo sabrás. Y sabrás dejarlos ir, si quieres. Date permiso. Sólo tú decides cómo vivir tu vida. Recuerda que sólo tienes una.

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Nueve

Nunca había llorado tanto como aquel día. Cuando llegué al hospital ya no me veías, aunque tuve la suerte de poder despedirme de ti en ese ratito que nos regalaron en tu habitación. Después, te cogí de la mano mientras tu pecho subía y bajaba, bajaba y subía, cada vez más despacio. Y paró. Te fuiste como viviste, discreta, sin molestar a nadie. Y demasiado pronto. Me gustaban tus comidas de los domingos, ese aperitivo que me preparabas y que hacía enfadar a yayo, que te sonrieras por lo bajini cuando él gritaba y movieras la cabeza como diciendo: «No le hagas ni caso». Que tuvieras secretos conmigo y que siempre sonrieras. Que fueras optimista, trabajadora y luchadora, que soñaras aunque no te dejaran. Que fueras tú misma. Que me entendieras aunque no lo hicieras en el fondo, que te gustara todo lo que tenía, hacía o llevaba, que respetaras todo lo que te rodeaba. Tu sonrisa, tu valor, tus ganas de vivir, tu alegría, tu paciencia, tus manos. Tu ver oír y callar. Nueve años sin ti y todos los días conmigo.

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Todo tiempo pasado fue pasado

Que todo tiempo pasado fue pasado. Que lo no se cuida se escapa. Que quien no te cuida se evapora. Que a quien no cuidas se marcha. Que todo tiempo pasado es pasado. Que quien no merece tu presente no estará en tu futuro. Que tú decides quién se queda pero también de quién te alejas. Que el pasado es pasado y te ayudó a ser quien eres, pero es pasado. Que una desilusión viene precedida de preguntas, incluso te cuestionas tu culpa, toda para ti. Pero un día reconoces y sientes que cada cual tiene su punto de vista y que todos tienen razón. O puede que nadie. Pero tú ya has decidido que el pasado fue pasado. Que el presente es tu vida. Que tú decides quién permanece. Que decides alejarte. Que tú decides quién merece tu presente y disfrutar de tu futuro. Que todo tiempo pasado fue pasado.

Abrir los ojos.

Cerrar el corazón.

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La felicidad

*La búsqueda de la felicidad no consiste en observar la vida con gafas de color rosa, o blindarse al dolor y las imperfecciones en el mundo. Tampoco es la felicidad un estado de exaltación que ha de perpetuarse a toda costa; es el expurgar las toxinas mentales como el odio y la obsesión que literalmente envenenan la mente*

[Matthieu Ricard, monje budista]

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Derechos asertivos (Manuel Smith)

Tengo derecho a…

– ser el único juez de mi comportamiento, pensamientos y emociones.

– no dar razones o excusas para justificar mi comportamiento.

– a decidir si asumo o no la responsabilidad de buscar soluciones para problemas de otros.

– a cambiar de opinión.

– a cometer errores y a ser responsable de ellos.

– a ser independiente de la buena voluntad ajena.

– a tomar decisiones ajenas a la lógica.

– a decir «no lo entiendo».

– a decir «no lo sé».

– a decir «no me importa».

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Los grupos de whatsapp

Señor de whatsapp. Tengo una sugerencia petición para su próxima actualización. Le sugiero pido por favor que cree usted la opción de poder aceptar ser admitido en un grupo. Que nadie pueda ser tan osado de meterte en ese grupo horrible con el que sólo ver el título ya quieres salirte. Y salir corriendo, también.

Señor de whatsapp. Es que usted no sabe el rollo que son algunos grupos de whatsapp. Sobre todo esos grupos que se crearon para el cumple de fulano en 2013 y por los que todavía siguen mandando vídeos de caídas en la nieve, de gatos tocando el piano o memes de Julio Iglesias.

Yo es que me he vuelto bastante pasota ya en esto, señor de whatsapp. Si me meten en un grupo para un evento concreto pueden pasar varias cosas:

1.- Que inmediatamente sepa que no voy a participar de tal evento, educadamente salude y me despida y salga del grupo. Y tal vez corriendo.
2.- Que sí que vaya a ir al evento y que decida quedarme en el grupo hasta que se organice, participar, preparar, proponer, e incluso en el mismo día que suceda tal acontecimiento, salir del grupo. Y tal vez corriendo.
3.- Que sí que vaya a ir al evento, me quede en el grupo y que se hable de cualquier cosa menos del evento, educadamente me despediré y diré que si alguien tiene el detalle de informarme por privado cuando se concrete algo le estaré agradecida. Y salir del grupo. Y corriendo, seguramente, también.
4.- Que sí que vaya a ir al evento, me quede en el grupo, lo silencie y archive y nunca más participe en él. Nah. Esto no suele pasar. Si me quedo hablo. Y si no voy a hablar… salgo corriendo. Y también del grupo.

No me da ningún apuro salirme de un grupo de whatsapp, es más, respiro sumamente aliviada cuando lo hago. Es como si me quitara algo que pesa y que tengo muchas ganas de soltar. Fuchis. Ahora, por lo visto, lo que se lleva son los grupos de whatsapp de padres de niños que van a la misma clase. Miedo. Mucho, mucho miedo.

De lo que soy más fan es de las bolas del desierto en los grupos. Y más fan aún de las personas que rompen sus propias bolas. Es decir. Que dicen algo. Nadie les contesta durante un tiempo determinado que podremos considerar bola del desierto, y la misma persona vuelve a hablar de otro tema diferente. Sí, es que me encanta. Que a mí también me las han hecho, claro.

Eso sí. Tengo grupos de whatsapp sin los que no podría vivir. Esos con los que hablo durante todo el día, todos los días de la semana, con personas que tengo lejos, en los que cuento un problema, mando una foto comiéndome un fresquito o lloro de risa diciendo y leyendo las chorradas máximas más divertidas. De hecho, todos los grupos que tengo ahora son en los que quiero estar, porque son estables y me llenan de alegría compartir esos momentos con la gente con la que lo hago. Porque yo lo he decidido.

Pero le pido, señor de whatsapp, que ponga esa opción de aceptar / denegar entrar en un grupo. Que nadie nos imponga pertenecer a ninguno. O, al menos, haga algo para que no salga eso de “fulanito ha abandonado el grupo”. Que luego siempre hablan los que se quedan…