De vacaciones siempre se está bien. Las nuestras este año han estado protagonizadas por el calor abrasador de la Toscana en agosto, mala época para visitar esta zona de Italia ya que, además de que resulta complicado pasear a gusto por sus pueblos y ciudades por las temperaturas tan elevadas, los paisajes no son tan idílicos como esperas tras haber visto muchas, y muchas, fotografías antes de partir.
Pero la Toscana enamora. A mí me queda una sensación de no haber disfrutado al 100% de todo porque el calor me afecta demasiado, pero viendo las fotos desde casa, fresquita y descansada, hace que compruebe que, efectivamente, han sido unas bonitas vacaciones. Vamos a ver día a día cómo distribuimos el viaje, por si te sirve para preparar futuras escapadas. Cualquier consulta, no dudes en preguntarme.
Día 1
Como el vuelo salía de Girona el lunes muy temprano, pasamos el domingo en Barcelona con nuestros amigos Nuria y Lluis, dormimos tranquilamente, y en una horita estábamos en el aeropuerto. A las 10.15 horas aterrizábamos en Pisa, fuimos a por el coche de alquiler (Fiat Punto) y directos a ver la Torre. Nos habían dicho que Pisa no tenía apenas nada interesante y que entrar a la zona de la Torre impresionaba bastante pero, basta que me lo esperara, no me impresionó especialmente. Que es bonito, sin duda. Mucha gente y muchas fotos típicas sujetando la torre que, por supuesto, nos negamos a hacer. Excepto nuestros compañeros de viaje que sí se quisieron hacer una.
Después de visitar esta zona dimos un paseo por las calles del casco antiguo, me gustaron bastante y sí recomiendo verlas. De ahí fuimos a hacer la compra al Carrefour de Pisa, ya que la idea era hacer las cenas en el apartamento que teníamos alquilado y llevarnos las comidas preparadas desde ahí; primero, para ahorrar, segundo, para evitar tener que andar buscando restaurantes sin gluten para mí, tercero, para ganar tiempo y comer rápido con nuestros tuppers. Fue una gran idea.
Salimos con nuestra compra hecha rumbo a San Dalmazio, lugar donde teníamos el apartamento. Pasado Ponsaco nos adentramos por fin en los auténticos paisajes toscaneros, una mala carretera sin arcén ni seguridad que, curva a curva, nos llevó hasta nuestro destino donde estableceríamos el cuartel general de descanso para estas vacaciones. Nos damos un baño en la chulísima piscina con vistas, una cerveza fresca en la terraza y a descansar.
Día 2
Toca Florencia. Unas dos horas de coche para llegar. Mucha gente, calor muy agobiante. La plaza del Duomo, una vez más, no llega a impresionarme. Todo el mundo me había hablado de las bondades de Florencia y, de nuevo, mis expectativas eran tan altas que pocas cosas me llegaban realmente a asombrar. Culpa mía. Sí que me gustó el Puente Vecchio. Este primer día decidimos comer en un restaurante para probar la comida italiana, ya habíamos buscado uno que tenía menú sin gluten y fue un verdadero acierto (Ciro and Sons). Toda la carta estaba disponible para celíacos. ¡Hacía tiempo que no tenía tanta comida para elegir! Pizza increíblemente rica para coger fuerzas.
Por la tarde el calor era horrible. Decidimos subir a la cúpula del Duomo, nos compramos un paraguas como auténticos chinos (¡qué listos son!) y aguantamos estoicamente la fila. Nada que ver con lo que nos esperaba en la subida, pues el calor se volvió irrespirable en aquellas escaleras. Si vas en agosto no entres aquí sin agua. Las vistas desde arriba son una chulada, aunque no más frescas que el resto… La bajada es más rápida. Ganas de respirar. Son más de las seis de la tarde y volvemos a por el coche (aparcado en un parking cerrado para evitar ir y volver si lo dejas en la zona azul).
Saliendo de Florencia, hacia Siena, nos encontramos un mirador en una colina, al otro lado del río. Por primera vez disfruto y me asombro con lo que veo. Unas maravillosas vistas de la ciudad acompañadas por la música de un cantante callejero que ameniza este momento y lugar especial.
Día 3
Uno de mis favoritos. Tocaba visitar Arezzo (dos horas y media en coche desde San Dalmazio), el pueblo donde se rodaron algunas escenas de una de mis películas preferidas, La vida es bella. Tenía especial ganas de estar ahí y, esta vez, las expectativas no empañaron la visita. Recomendable disfrutar de sus calles. En algunas de ellas vemos carteles que te enseñan qué escena en concreto se rodó en ese lugar. Dedicamos más de dos horas a pasear y a sacar muchas fotos.
De ahí salimos hacia Siena. Hace tanto calor que no se puede comer a gusto en la calle, así que preparamos el pic nic de hoy dentro del coche. Mucho más fresquitos. Siena es de las ciudades que más me han gustado de este viaje. La plaza del Campo es espectacular y las calles que la rodean son chulísimas, además con bastante sombra, se agradece para pasear…
En Siena compramos uno de los recuerdos de este viaje. Estaba ahí en una juguetería para nosotros, no había ninguna caja más, ni la volvimos a ver en ninguna otra juguetería de las que visitamos (nos encanta visitar jugueterías…)
Gran día que culmina con una rica cena en el apartamento, y a dormir. Los madrugones son considerables y eso se nota al final del día…
Día 4
Toca recorrer varios pueblos emblemáticos de la Toscana y el Valle de Chianti. Primera parada, Volterra. Poca gente ya que es todavía temprano, se agradece. El pueblo es muy bonito y está muy bien cuidado, desde las afueras, en las murallas, las vistas son impresionantes. De ahí vamos a San Giminiano, está cerca. El conocido como Nueva York de la Toscana (dicen que por el skyline con sus torres, yo creo que es por la cantidad de tiendas y gente que hay). Primer día que nos cuesta bastante aparcar, este lugar es muy turístico y se nota. Atascos, vueltas, aparcamientos completos, al final lo dejamos donde buenamente podemos. El paseo es bonito y las tiendas son muy chulas, mucho ambiente. Nos comemos unos helados increíbles (sin gluten y sin lactosa) que después supimos eran de una de las mejores heladerías del mundo. ¡Me lo creo!
Sobre las 13.00 horas nos vamos hacia el valle de Chianti, comienzan a aparecer viñedos y paisajes más verdes, los pueblos no matan tampoco, pero el recorrido es chulo. Descartamos la idea de entrar en alguna bodega y decidimos probar el vino en San Dalmazio, sin coche ni prisas. Aparecemos en Florencia y nos acercamos a Fiesole para ver la ciudad desde esta perspectiva. Bonitas vistas, aunque mucho más bonitas las del mirador del otro día. Si os sobra tiempo, bien, si no tampoco es imprescindible.
Día 5
Día de playa. Nos vamos a la costa. De camino paramos en Massa Marítima, sin más, y continuamos hacia el mar por una carretera arbolada muy bonita. Llegamos y no sabemos bien dónde ubicarnos para comer, por lo que vamos de playa en playa hasta acomodarnos en el Golfo de Baratti, donde comemos nuestro pic nic de hoy mirando al mar. Un bañito y para casa, tenemos bastante rato de coche. Terminamos la jornada en la piscina, cenamos un risotto maravilloso preparado por mi chef consorte y a dormir.
Día 6
Visita a Collodi, el pueblo de Pinocho. Para no extenderme mucho, podéis leer la experiencia narrada en este blog de viajes en el que colaboro. De ahí nos vamos a Lucca, aparcamiento rápido y fácil y casi 40 grados a la sombra. Atravesamos sus murallas y nos adentramos en un bonito pueblo con aire medieval. Subimos a la torre desde donde poder disfrutar de unas vistas estupendas, subida cómoda y rápida, para quitarnos la espinita del Duomo… Lucca, sin duda, es visita obligada si estás en la Toscana.
De vuelta a casa decidimos hacer un alto en Livorno. Habíamos leído que era feo, que no valía la pena, en algún otro sitio decían que sí… Decidimos comprobarlo por nosotros mismos y sí, no tiene nada; la zona de los canales se presiente bella ya que es conocida como “la Venencia de la Toscana”, pero se queda grande esta denominación. Los edificios están muy descuidados y los canales parecen metidos en una especie de polígono. Mi recomendación: no perdáis horas del día en pasar por aquí. Decidimos bajar a San Dalmazio por la costa y disfrutamos de lugares muy chulos dirección Cecina, con miles y miles y millones de coches y motos aparcados en las cunetas; es una zona playera con mucha afluencia y bonitos paisajes.
Día 7
Hoy decidimos atravesar los límites de la Toscana y nos vamos a La Spezia para conocer Cinque Terre. Sin duda, otro de mis días favoritos de las vacaciones. La panzada de coche es interesante pero sí merece la pena esta vez. Para no volver a enrollarme, os dejo con otro enlace donde podéis leer la experiencia de bañarse en Riomaggiore. ¡100% recomendable!
De los cinco pueblos no pudimos visitar todos; el tema de aparcamiento es horrible en esta zona, aquellos que están delimitados como tal se encuentran completos todo el rato, y las multas si aparcas fuera de ahí (sin molestar ni interferir el tráfico) van que vuelan, así que ten cuidado con dónde dejas el coche, aunque veas muchos aparcados en cunetas o zonas de descanso estás expuesto a multa. Nosotros nos libramos en dos ocasiones. Tres horas de coche para volver a San Dalmazio, hoy nos regalamos una cena en el pueblo en un restaurante muy toscanero. Esto se acaba.
Día 8.
Toca volver, el vuelo sale sobre las 21.00 horas así que tenemos todo el día para aprovechar. Regresamos a Florencia para ver si una nueva visión conseguía sorprenderme. Y, por suerte, lo hace. Ayuda el hecho de que llueve, hay 20 grados de temperatura y hemos decidido dejar las cámaras, mochilas y todos los trastos con los que cargamos cada día en el coche, por lo que caminar pudiendo respirar y sin peso es toda una novedad. Me alegro de haber vuelto.
Algunos datos, consejos y precios
El vuelo que cogimos fue con Ryanair. Girona – Pisa (94.32 euros) / Pisa – Girona (107.98 euros) (dos pasajeros).
El alojamiento lo hicimos en Residence Il Monastero, en San Dalmazzio. 455 euros en apartamento para dos personas, 7 noches.
El coche de alquiler fue con Goldcar. Elegimos el paquete con máxima cobertura para evitar problemas, incluía conductor adicional gratis, recogida preferente en el aeropuerto (genial porque la fila era interminable), combustible lleno – lleno (el primero incluido) y cobertura a todo riesgo. Total: 426,75 euros. Ningún problema.
No vayas a la Toscana en agosto si, como yo, no soportas el calor. Desluce el viaje y los paisajes están bastante secos, incluso la mayoria de los girasoles quemados, excepto un par de campos que sí que vimos estupendos.
Lleva protección anti mosquitos, sobre todo si te alojas en un pueblecito como el que estábamos nosotros en plena naturaleza. Mucho relax y preciosas vistas, pero muchos picotazos.
Si visitas la Toscana en verano, intenta que el alojamiento donde termines tu día de coche y fotos tenga piscina. Muy recomendable. Un baño refrescante antes de cenar es la mejor manera de culminar jornadas tan calurosas.